domingo, 11 de agosto de 2013

Una tarde de dos



Solo necesito tu compañía. El escuchar tu corazón latir, el verte respirar y saber que estás a mi lado me hace sentir tan bien. Un sentimiento de plenitud, aún cuando no te estoy besando.
Quiero detener el tiempo y tenerte por siempre acá. No me importa el costo, no quiero dejar que me abandones. La felicidad infinita me invade al tocar tus labios tan perfectos que te invitan a mucho más.
Veo tus manos cerca y quiero que me envuelvan y que el resto se vaya.
Pero el tiempo corre y el sol va cayendo. La noche se acerca con el final que desconocía. No quiero soltarte. No puedo dejar de recorrer tu rostro y tu cuerpo con mi mirada y las yemas de mis dedos.
No puedo dejar de pensar en lo hermoso que es estar así con vos.
Sigue cayendo el sol y aunque existieron momentos incómodos, cada vez estamos más conectados.
Tenés que irte, la tarde terminó. Llegó la noche que nos separa y que nunca nos volvió a juntar. No quería soltarte.
Quiero seguir ahí, como en esa tarde. Los dos acostados y acomodados de un modo en el que nuestros cuerpos encajaban perfectamente el uno con el otro.

http://data1.whicdn.com/images/72980297/large.jpg